La historia de una cosecha transformada con Austar
En la región productora de mango, Don Ernesto había pasado más de veinte temporadas cuidando sus árboles. Cada año enfrentaba los mismos retos: la floración prometía mucho, pero con el paso de las semanas, parte de los frutos caían antes de tiempo. La cosecha final siempre quedaba por debajo de lo esperado, y aunque su dedicación era incansable, sabía que el potencial de sus huertos aún estaba lejos de alcanzarse.
Un día, durante una reunión de productores, escuchó hablar de Austar, un regulador de crecimiento que estaba generando excelentes resultados en cultivos de mango. Lo que más le llamó la atención fue la experiencia de otros colegas que reportaban incrementos de producción de hasta un 20% y una notable mejora en la calidad de sus frutos.
Movido por la curiosidad y el deseo de mejorar, decidió probarlo esa misma temporada. La aplicación fue sencilla y el equipo técnico de Austar le explicó cada paso, desde la dosis hasta el momento ideal de uso.
Las primeras semanas, Don Ernesto notó algo diferente: la caída prematura de frutos disminuyó y el amarre fue mucho más uniforme. Los árboles mostraban un equilibrio distinto: menos crecimiento vegetativo descontrolado y entrenudos más cortos, lo que abría espacios de luz dentro del dosel y favorecía la maduración pareja.
A medida que pasaban los días, la arquitectura de las plantas mejoraba y el manejo del huerto se hacía más fácil. “Es como si el árbol trabajara con uno, no en contra”, comentaba con orgullo. También observó un verde más intenso en las hojas, señal de que la formación de clorofila estaba estimulada, lo que permitía a los árboles captar más energía solar y mantener una fotosíntesis eficiente incluso en días nublados.
Cuando llegó la cosecha, el cambio fue evidente: más frutos, mejor tamaño, maduración uniforme y un color atractivo para el mercado. Don Ernesto hizo las cuentas y confirmó lo que le habían dicho: su producción había aumentado en un 20% respecto al año anterior, sin aumentar la superficie cultivada.
Lo que más lo sorprendió fue cómo Austar había contribuido al equilibrio hormonal del árbol, manteniendo un desarrollo constante y saludable durante todo el ciclo. Esto no solo le garantizaba mejores resultados este año, sino que también sentaba bases sólidas para la siguiente temporada.
Hoy, Don Ernesto no duda en recomendar Austar. Lo ve como una inversión más que un gasto, una tecnología que le permite aprovechar al máximo el potencial de sus árboles. Sabe que la agricultura no siempre da segundas oportunidades, y que cada decisión cuenta.
En sus propias palabras:
“El mango es noble, pero exige cuidado y estrategia. Austar me dio ese impulso extra que necesitaba para que mis árboles dieran lo mejor de sí. Este año, más que una cosecha abundante, obtuve la tranquilidad de estar haciendo las cosas bien.”
Esta temporada, como Don Ernesto, muchos productores están descubriendo que Austar no solo mejora la producción, sino que transforma la manera de cultivar, haciendo cada cosecha más rentable y predecible. ![]()

